El otoño... uno.
Caminaba con paso rapido en las veredas manchadas de otoño. De igual manera se sucedían sus pensamientos. Había empezado así de golpe, a pensar en todo lo sucedido. La conversación que habían sostenido ayer la había asustado... y sólo ahora se daba cuenta de eso, y del peso de lo dicho.
Al levantar la vista, la plaza desierta y húmeda, el cielo gris y opaco, parecieron dar un sentido ominoso a sus temores.
Ahora... ¿temores porqué? Si lo que dijeron ayer no era... No era más que resumir un montón de hechos, de juntar un montón de situaciones...
El semáforo le dio tiempo a repasar las palabras.
Y sí... por separado no eran más que sueños curiosos, sensaciones extrañas. Deja Vú, y "no le hagas caso, no es mas que un sueño"... "Estas imaginando cosas". Pero todo junto... La cosa cambia. No era un sueño aislado, eran varias las "sensaciones" que se aunaban en una misma historia. Y no era simplemente ella "imaginando cosas"... Cuando varias personas soñaron lo mismo, ya uno duda. Ya deja de ser un "sueño loco" para ser... ¿qué cosa? ¿Cómo lo llamaban?
Como si fuera una respuesta, una vidriera. Una santería. Un libro. "Viajes Astrales. Como utilizar sus sueños". Y esto mismo, por ejemplo... ¿Qué necesidad había de que el título del libro fuera tan exacto?
Me voy a volver loca. Quiero gritar.
.............. ................... ................
Y en lugar del grito, un silencio. Y en lugar de situaciones extrañas, la vida. El suelo bajo sus pies, las huellas del otoño. La caótica ordenación de las hojas en el suelo. Los transeuntes, hojas en un libro. Cada individuo, un hilo del tapiz, entretejiendo armónicamente su propio caos con el resto. La calle. Los autos. La gente. La armonía. Un ballet coreografiado al azar, con protagonistas ignorantes de su actuación.
Las hojas de los árboles cayendo forman una imagen. Todo es una imagen. Casi se puede adivinar el patrón que sigue el movimiento ininterrumpido del universo. Y ese patrón, ese místico orden, lo es todo. Es el silencio. Si en este momento reemplazara todo por nada... Sería lo mismo. No; no sería. Es lo mismo. O no es. El patrón se desenvuelve de manera inconcebible. Todos los hilos están en la mano de ¿Dios? Y en ese momento no es necesario saber. Todo esto no se sabe, no se percibe, "Es".
Y Nadia, en su momento de silencio, sólo "ES". Ella es la calle, la gente, las hojas de los árboles. Y no lo sabe. Sólo es.
El momento pasa. Literalmente, se va individuando. Va sabiendo, poco a poco. Primero la calle, el piso bajo sus pies. Eso no es ella. Ella se siente en sus pies. La gente no es ella. La gente se mueve. Y ella tiene que moverse tambien. Tiene que llegar a clases.
Al levantar la vista, la plaza desierta y húmeda, el cielo gris y opaco, parecieron dar un sentido ominoso a sus temores.
Ahora... ¿temores porqué? Si lo que dijeron ayer no era... No era más que resumir un montón de hechos, de juntar un montón de situaciones...
El semáforo le dio tiempo a repasar las palabras.
Y sí... por separado no eran más que sueños curiosos, sensaciones extrañas. Deja Vú, y "no le hagas caso, no es mas que un sueño"... "Estas imaginando cosas". Pero todo junto... La cosa cambia. No era un sueño aislado, eran varias las "sensaciones" que se aunaban en una misma historia. Y no era simplemente ella "imaginando cosas"... Cuando varias personas soñaron lo mismo, ya uno duda. Ya deja de ser un "sueño loco" para ser... ¿qué cosa? ¿Cómo lo llamaban?
Como si fuera una respuesta, una vidriera. Una santería. Un libro. "Viajes Astrales. Como utilizar sus sueños". Y esto mismo, por ejemplo... ¿Qué necesidad había de que el título del libro fuera tan exacto?
Me voy a volver loca. Quiero gritar.
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Y en lugar del grito, un silencio. Y en lugar de situaciones extrañas, la vida. El suelo bajo sus pies, las huellas del otoño. La caótica ordenación de las hojas en el suelo. Los transeuntes, hojas en un libro. Cada individuo, un hilo del tapiz, entretejiendo armónicamente su propio caos con el resto. La calle. Los autos. La gente. La armonía. Un ballet coreografiado al azar, con protagonistas ignorantes de su actuación.
Las hojas de los árboles cayendo forman una imagen. Todo es una imagen. Casi se puede adivinar el patrón que sigue el movimiento ininterrumpido del universo. Y ese patrón, ese místico orden, lo es todo. Es el silencio. Si en este momento reemplazara todo por nada... Sería lo mismo. No; no sería. Es lo mismo. O no es. El patrón se desenvuelve de manera inconcebible. Todos los hilos están en la mano de ¿Dios? Y en ese momento no es necesario saber. Todo esto no se sabe, no se percibe, "Es".
Y Nadia, en su momento de silencio, sólo "ES". Ella es la calle, la gente, las hojas de los árboles. Y no lo sabe. Sólo es.
El momento pasa. Literalmente, se va individuando. Va sabiendo, poco a poco. Primero la calle, el piso bajo sus pies. Eso no es ella. Ella se siente en sus pies. La gente no es ella. La gente se mueve. Y ella tiene que moverse tambien. Tiene que llegar a clases.
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