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Comentario a Puertas de la Percepcion

Hete aquí que nuestro amigo A. Huxley nos da un análisis de los efectos de la mescalina sobre la percepción humana.



Comentarios a Puertas de la Percepción




Annayra-nemain



Seis de la mañana de día Sábado, antes de ir a la facultad. Me encuentro frente a la sagrada pantalla absorbiendo el ensayo del gran Huxley acerca de los efectos de la mescalina. (¿Necesito decir que se trata de un autor de ciencia-ficción, crítica social y ensayos científicos de gran iluminación? ¿Necesito agregar que la mescalina es una droga psicotrópica extraída del Peyote, cactus utilizado por los chamanes para sus experiencias místicas?).



Ya anteriormente había leído (casi por accidente)[1] las opiniones del Sr. Huxley acerca de la posibilidad del uso de drogas psicotrópicas para facilitar el aprendizaje “no-verbal de los adolescentes y para recordar a los adultos que le mundo verdadero es muy distinto del universo desfigurado que ellos crearon para sí mismos”[2] Hete aquí, entonces, que me encuentro frente al ensayo que describe la experiencia directa que conduce a este hombre a tal idea.



Por lo pronto, hasta donde he leído, dos cosas me sorprenden. La primera: Desde hace muchísimo tiempo sostengo la teoría de que las drogas psicotrópicas son absolutamente innecesarias, puesto que se puede acceder a los mismos resultados sin ingreso de químicos externos. Nuestro amigo, en este ensayo, confirma mi teoría al afirmar que se ha descubierto que “el adrenocromo, que es un producto de la descomposición de la adrenalina, puede producir muchos de los síntomas observados en la intoxicación con mescalina. Pero el adrenocromo se produce probablemente de modo espontáneo en el cuerpo humano. En otros términos, cada uno de nosotros es capaz de producir una sustancia química de la que se sabe que, aun administrada en dosis diminutas, causa profundos cambios en la conciencia”[3]. Y esto, producto de la más científica de las explicaciones. Ya a partir de esto, no estaría mintiendo la próxima vez que me pregunten “¿Qué te fumaste?” al responder “Nada, es natural...”



Lo segundo que me sorprendió fue el descubrimiento del Sr. Huxley de la inmanencia del ser a través del uso de esta droga.

“...un ramillete de flores brillando con su propia luz interior y punto menos que estremeciéndose baja la presión del significado que estaba cargado; nunca hubiera podido percibir que lo que la rosa, el iris y el clavel significaban tan intensamente era nada más, y nada menos, que lo que eran, una transitoriedad que era sin embargo vida eterna, un perpetuo perecimiento que era al mismo tiempo puro Ser, un puñado de particularidades insignificantes y únicas en las que cabía ver, por una indecible y sin embargo evidente paradoja, la divina fuente de toda existencia.”



“El lugar y la distancia dejan de tener mucho interés. La mente obtiene su percepción en función de intensidad de existencia, de profundidad de significado, de relaciones dentro de un sistema. (...) La mente se interesaba primordialmente no en las medidas y las colocaciones, sino en el ser y el significado.”[4]



Fue sorprendente en cuanto a que esto yo ya lo conocía. Cualquiera sea la causa, es cosa normal en mí el observar lo que me rodea no en su relación a mí como objeto percibido, si no como existencia en sí misma... La belleza de la mera existencia de la hoja de un árbol con todo lo que implica: desde los químicos que componen sus células, la complejidad de las relaciones energéticas de los mismos que resultan en la belleza de la vida, los colores, las texturas y las formas... sin mencionar la inter-relación entre esta hoja y lo que la rodea, el fluir de la vida, la constante, incesante relación de todo... la existencia en sí, que está en mí, en todo... y llego a “ser uno” con el universo, a maravillarme de eso “uni” que es “verso”, de ese “uno” que es “versátil”, que es todo... y que en ese todo me incluye a mí.



Y así en la facultad, más tarde, me asombro de los colores del amanecer en el cielo, mientras que espero que el naranja de fuego se termine de transformar en blanqui-celeste de nube; y me asombro no por lo que veo en esos colores, no porque yo vea belleza, si no por la existencia y la fuerza que tienen ellos en sí mismos.



La inmanencia del ser. Tanto Platón como Kant han hablado acerca de la cosa-en-sí, a diferencia de la cosa percibida y moldeada por mí. Huxley descubre el poder de la existencia, la magnificencia del todo, a través de una droga... Ahora, yo pregunto: ¿Es realmente necesario? ¿Podemos estar tan ciegos ante lo que nos rodea, como para necesitar un agente externo para descubrir lo que las cosas son?



Aquel que haya tenido la paciencia y el interés de leer esto, tiene tambien la posibilidad de incluírse en un debate que también implica discusión de teorías filósoficas existencialistas como la ya propuesta: la inmanencia del ser; o quizà tambien teorías psicológicas acerca de la percepción... Con gusto espero sus disertaciones.



Vb.lirio-

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[1] Sí, Areilis, ya sé, los accidentes, las casualidades no existen...

[2] Moksha, compilación de ensayos y fragmentos publicados por A. Huxley. Ed. Sudamericana, 1983, Buenos Aires.

[3] Las puertas de la percepción. Bajado de nuestra biblioteca.

[4] Idem.

1 comentario

misa -

este... sujeto hablo tanta shit ke no entendi